20 oct 2010

Misterr X

No se cómo, ni de qué manera. Pero él estaba allí. 
Estaba con migo. Juntos él y yo. lo abracé, ¿como no hacerlo? lo extrañaba.
Así como de la nada, el abismo que sentía dentro mio despareció y una felicidad pura e intensa me rodeó; él estaba ahí con migo, peor aún así no lograba definitivamente hacerlo mio. 
Llamemos lo señor "x", a esta odiosa pero atractiva fantasía.

El con esmero apagaba la luz, cuidadosamente se dirigía hacía mi, me besaba el cuello, delicadamente sigilosamente me besaba el cuello... Sus manos me daban seguridad, todo su ser me daba aquella sensación de seguridad. Me sentía segura. Horrorosamente llamemos le "reflejos" (?) me salvaron. El señor (J) habría de entrar en la habitación,. Horrorosamente no, genialmente me salvaron. Disimulamos como dos Niños. Disimulamos, y él se fue.

Devuelta, apagamos la luz, esta vez lo hice yo. Con seguridad en mi misma, agarre una manta y le tape los ojos, ahora la que le tenia que dar la seguridad era yo. 
Ahora era yo la que sometía mis labios en su fino cuerpo. Le acariciaba la cara, sutilmente. Con cuidado. El me agarraba de la cintura y sus fieles manos lo decían todo. No hace falta aclarar. 
Lo quería con migo, para el resto de mi vida.

 

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